Muchos de vosotros, sobre todo los principiantes, llegáis con muchas ideas preconcebidas de lo que pensáis que son las artes marciales, o qué deberían ser. Hoy en día, las películas han hecho mucho daño al concepto verdadero y además, el deporte ha encontrado un hueco en las artes marciales deformando así su espíritu y alejándolo de ser una forma de vida para ser un mero pasatiempo. Numerosas artes de la guerra (budo) han sido virtualmente devoradas por el deporte, como ejemplo kárate, judo o el kendo.
Yo soy de la opinión de lo que decía el maestro Taisen Deshimaru cuando le preguntaban si la competitividad es una enfermedad del espíritu, él respondía: "¡Desde luego! ¡Qué visión más triste de la vida! Lo que no quiere decir que no se pueda llegar a ser campeón, ¿por qué no? Esta es una experiencia como otra cualquiera. ¡Pero no hay que obsesionarse con ello! También en las artes marciales hay que ser mushotoku, sin meta ni espíritu de provecho."
Como instructor me siento, al unísono con cada unos de vosotros, directamente responsable de vuestro aprendizaje. Comprendo que cada uno tiene una motivación diferente. En los años que llevo entrenando he visto un poco de todo. Gente que buscaba ser un ninja de las películas -saltar de árbol en árbol, tirar una bomba de humo de desaparecer, etc-, gente que viene porque busca adelgazar un poco y tonificarse para el veranito, gente con ganas de pelea, gente que quiere aprender defensa personal, gente que viene a liberar tensiones, gente que viene por mil razones... Lo importante es saber una cosa, el BUDO es una forma de vida que se interrelaciona con la naturaleza, y estudia las artes de la guerra, es decir, mil y una formas de com-ba-te, y por supuesto, no puede aprenderse en un mes, un año o diez, dura lo que dura la vida.
Es imprescindible ser consciente de a qué se viene al dojo. Un dojo NO es un gimnasio -ya lo hemos hablado muchas veces-. Si no vas a soportar un simple hematoma, un labio roto, agujetas, magulladuras... pues lo siento, esto no es lo tuyo. Quizás lo tuyo sea ir al aerobic o al spinning -porque por ejemplo, en el futbol he visto las mayores lesiones y más a menudo-. Hace poco alguien se quejaba que su pareja, que entrena conmigo, llegaba a casa con magulladuras en el cuello -tras haber trabajado con estrangulaciones-. ¡Por supuesto! recordad que esto son artes marciales y no figuritas de baile. Si en la calle sufres una agresión no te van a estrangular con cariño sino que probablemente mientras te machacan la tráquea te golpearán una y otra vez en la cara, en las costillas, sangrarás profusamente, y por supuesto, tu vida correrá grave peligro.
Es imprescindible ser consciente de a qué se viene al dojo. Un dojo NO es un gimnasio -ya lo hemos hablado muchas veces-. Si no vas a soportar un simple hematoma, un labio roto, agujetas, magulladuras... pues lo siento, esto no es lo tuyo. Quizás lo tuyo sea ir al aerobic o al spinning -porque por ejemplo, en el futbol he visto las mayores lesiones y más a menudo-. Hace poco alguien se quejaba que su pareja, que entrena conmigo, llegaba a casa con magulladuras en el cuello -tras haber trabajado con estrangulaciones-. ¡Por supuesto! recordad que esto son artes marciales y no figuritas de baile. Si en la calle sufres una agresión no te van a estrangular con cariño sino que probablemente mientras te machacan la tráquea te golpearán una y otra vez en la cara, en las costillas, sangrarás profusamente, y por supuesto, tu vida correrá grave peligro.
Ciertamente, un practicante de nivel inicial nunca entrenará con el realismo con el que debería entrenar un cinto negro -explosividad, rapidez, golpes sin titubeos y a cazarte puntos vitales sin vacilar por peligro a hacernos daño- aunque si entrenamos como dice nuestro maestro, conseguiremos alcanzar niveles que ni soñamos. Al principio debemos ser lentos, buscando precisión, dejando que nuestro compañero recuerde la técnica -pues todavía no lo ha asimilado-, pero sí que debemos aplicarle un realismo que sin él, todo sería absolutamente inservible en una situación real. Es cierto que no usamos el combate como lo usan en kumité, pero decir que no hay contacto no es del todo verdad.
Recordad en los calentamientos, en las katas, en los entrenamiento que la seriedad, la perseverancia y la fe en nuestro maestro es crucial para llegar a algo -que quizá sirva algún día para salvar la vida o la de alguien-, si no estaremos mintiéndonos y perdiendo el tiempo.
(Entended el sentimiento de mis palabras y no le busquéis los tres pies al gato!)
Buffu Ikkan!!!
Recordad en los calentamientos, en las katas, en los entrenamiento que la seriedad, la perseverancia y la fe en nuestro maestro es crucial para llegar a algo -que quizá sirva algún día para salvar la vida o la de alguien-, si no estaremos mintiéndonos y perdiendo el tiempo.
(Entended el sentimiento de mis palabras y no le busquéis los tres pies al gato!)
Buffu Ikkan!!!
Conforme con lo dicho.
ResponderEliminarse que tienes razon, es como casi todo, hasta q no le vemos los cuernos al toro... no pensamos q vayamos a tener q defendernos nunca, supongo q con el tiempo ire mejorando, tu sigue dandonos caña, q poco a poco llegaremos, ojala hubiera descubierto el ninjutsu hace muchos años, hoy seria un maquina como tu
ResponderEliminarYo creo que lo que deben evitar las artes marciales son esa chusma cuya única motivación es partirle la cara al otro, personajes que cada día abudan más.
ResponderEliminarLa violencia engendra más violencia. Las artes marciales nos hacen más pacíficos -pese a la contradicción que parece contener por compararlas con el combate deportivo-; enseñar a alguien violento o malvado es un tremendo error de un instructor -usamos la fuerza como último recurso cuando la vida corre peligro-, antes de nada, hay que aprender a ser humanos, ejercitar la compasión, el cariño y la felicidad.
ResponderEliminarAún así, hay que reconocer que las calles cada día son más y más peligrosas, qué futuro le estamos dejando a nuestros hijos?
Pues, yo estoy conforme, hay que hacer mas el amor y menos la guerra. Y como diria Bruce Lee, Be water my Friend.
ResponderEliminarPara apreciar el Cielo uno debe tener una visión del Infierno. Para llegar a lo último, uno debe empezar por lo primero. Uno debe saber cómo transformar la guerra en paz. ¡Y todo esto lo proporciona el conocimiento y la experiencia! El Universo es violento, pero tiene sus oasis de paz... hay que saber de violencia para que traer la paz. Javier P.Arlandi habla de contradicción... la vida no es lógica, pero hay algo que nos trasciende.
ResponderEliminarFUR.
Gracias, FUR, espero que todos te hayan comprendido, hay mucho entre líneas...
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